Etapa 0: Introducción

Introducción
 
La vida se paralizó en marzo de 2020. Algo inusual, desconocido, sorprendente, terrible..., ocurrió, la pandemia del Coronavirus. Nos parecía estar viviendo una película de ciencia ficción, nadie puede salir de casa, 15 días, salvo trabajos de servicios y asistencia médica. No podía ser verdad lo que estábamos viviendo, tardamos en darnos cuenta de la realidad. Los primeros 15 días se prorrogaron otros 15 y otros 15, ya no recuerdo el tiempo, 2 meses?. Quedamos tocados, en estado shock durante meses. 

Fue un 13 de marzo, dos días antes había estado caminando con el coche por el Camino Francés, haciendo fotos a los peregrinos, como ésta a su paso por Población de Campos. Durante el cerramiento, me acordaba de este peregrino, ya habría pasado Carrión, estaría en Calzadilla, más o menos, pensaba. A él también le pararían, como a todos, le devolverían a su país. Vaya faena!, muchos habrían planificado su Camino desde hace mucho tiempo, años tal vez, y habrían ahorrado para hacerlo, ahora tendrían que interrumpir aquel sueño y despertar en la pesadilla de la pandemia.

Etapa 1 del Camino Francés. En los Pirineos. De Saint Jean Pied de Port a Roncesvalles

La pesadilla no nos permitía pensar en hacer el camino del año, me correspondía el VIII. Desde el 2013, año en el que hice mi primer camino, el Francés, y a excepción del 2014, en todos los años sucesivos había hecho algún Camino. En el 2015 hice el de Madrid; en el 2016 el de San Salvador y Primitivo + el de Finisterre; también hice éste en el 2013. En el 2017 hice el Sanabrés + el de Finisterre; en el 2018 el del Norte + el de Finisterre, éste lo hice en dos etapas. En el año 2019 el de la Vía de la Plata, comenzando en Huelva y haciendo allí el camino conocido como el del Sur, hasta Zafra, donde conectaba con la Vía, hasta Zamora.

En Sevilla. Antes de ir a Huelva pata iniciar desde allí El Camino del Sur para después en Zafra, conectar con la Vía de la Plata.

Ya en el 2021 había que hacer la vida, con muchas precauciones, ya se iba tomando confianza, se iba viviendo con normalidad aunque sin dejar de pensar en el "bicho". Me plantee matar dos pájaros de un tiro. Por una parte me gustaba la montaña del Lebaniego, era un Camino corto, 3 o 4 días, dudaba seguir por el Valdiniense hasta el Francés y tomar en Ponferrada el de Invierno. Pero era mucho, no me decidía. Por otro lado tenía el gusanillo de un Camino del Mar, desde Ribadeo por toda la costa lucense hasta la Estaca de Bares, el punto más septentrional de la península. Esto suponía unos 9 o 10 días, que sumados a los del Lebaniego eran 13 o 14, un buen número, un buen tiempo. Me decidí por hacer estos dos caminos.

Camino Lebaniego: De San Vicente de la Barquera a Potes.

Desde la costa ...

San Vicente de la Barquera.

Hasta los pies de los Picos de Europa.

Desfiladero de la Hermida. Macizo occidental de los Picos de Europa.

(En este blog hago referencia a este Camino Lebaniego).

En el del Mar.

El Camino del Mar

El blog del Mar será motivo de otro Blog. Tengo en Youtube videos de cada una de las etapas de ese Camino, que como dije, comienza en Ribadeo y yo terminé en San Andrés de Teixidó.

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Etapa 0

El camino comienza como todos, con un remusguillo continuo provocado por lo nuevo, diferente, por la incógnita de cómo resultará, con quien me encontraré, tendré algún accidente?. Me ocurre siempre, más en la primera vez, recuerdo el albergue de Saint Jean, cuando entre en la habitación, eran 4, 6 literas?, todas ocupadas, me tocó la más próxima a la puerta, la de abajo, todos extranjeros.., cómo dejo aquí la mochila mientras voy a la ducha?, esa noche no dormí, estaba nervioso pensando en el día siguiente, sería capaz de llegar a Roncesvalles?, había leído tanto de esa etapa que tenía dudas de poder llegar, tengo que desayunar bien, al lado del albergue había una panadería-pastelería, iría allí nada más comenzar y.. tomaría pasteles y fruta, había que meter gasolina. Recuerdo perfectamente esa noche, el ruido de los coches, el silencio después, la respiración de los demás, ellos duermen, pensaba, tengo que estar tranquilo como ellos y voy a llegar. Y claro que llegué.., podía seguir contando el dolor del cuerpo la noche siguiente en Burguete, en Roncesvalles no había sitio, no quería entonces ir a los albergues, y me encontraron una habitación en casa particular donde alquilaban habitaciones. En la noche me levanté al baño y todo el cuerpo me dolía con horror, mañana no podré continuar, así no puedo andar. Pánico sentía, pero el cuerpo necesitaba dormir y no me permitió más pensar, cuando desperté no sentía ningún dolor, milagro, el cuerpo había descansado, la mente exigía andar, pues... nave lista para seguir. 

Ahora tenía ya muchos kmt de caminos andados, tenía experiencia, seguridad, más tranquilidad, a pesar de seguir con las precauciones propias y obligadas de la pandemia. Woody me despidió en la estación de Bus, donde vas?, me decía con su mirada, eran las 11,30 h del 23 de septiembre de 2021. Iba a Santander, allí me esperarían unos amigos con los que iba a comer y pasar tiempo hasta la partida de mi próximo Bus a San Vicente de la Barquera.
Allí había reservado el Hotel Luzón que ya conocía de cuando hice el Camino del Norte, bien situado, muy antiguo pero bien conservado por dentro, sin lujo y accesible económicamente. Había llegado ya con la noche ambientando la ciudad, yo necesitaba ambientarme ya con el Camino. Paseé por el Castillo y bajé a los soportales donde los restaurantes acogían las necesidades de visitantes y peregrinos. 
Junto a mi mesa había una pareja de peregrinos, hablaban inglés, sus miradas, sonrisas, dudas, denunciaban que se habían conocido en el Camino. San Vicente no solo es inicio del Lebaniego, es etapa del Norte y este mueve muchos peregrinos,  Septiembre es un mes de mucha frecuencia. Estaba calentando motores.
Estábamos a últimos de septiembre y las noches ya presentaban unas temperaturas bajas, pero resultaban agradables las sensaciones físicas de la brisa marítima.
El Hotel esperaba mi entrada para darme alojamiento, mañana comenzaba un nuevo Camino, una nueva experiencia, un tiempo de conocer y vivir de forma diferente.


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