Etapa 2: De Cades a Cicera (25-09-21)

La tarde y cena fue compartida con varios peregrinos que iban apareciendo, hasta un número aproximado de 10. No hay otro lugar donde ir, así que charlar y esperar la cena de Erika, propietaria del albergue.  En esta ocasión , todos ellos españoles, de diferentes comunidades, uno de ellos y con quien compartí más confidencialidades y tiempo era andaluz, Alvaro se llama. Era su primer camino, fue como resultado de enamorarse del Lebaniego   por medio de un programa de televisión que mostraba la naturaleza cántabra. "Tengo que ir un día allí" se dijo a sí mismo, y ese día de él, coincidió con el mío.
A las 08,30 h comienzo a caminar. Amaneció un precioso día. La mañana estaba envuelta con neblina que surgía del suelo del valle, dando al paisaje un aire misterioso.
Al elevarse el sol quema a la niebla, y surge un luz vívida, de luminosidad intensa que te anima a caminar, la temperatura es agradable a esas horas matinales, las 08,50. Y ese conjunto de luz de naturaleza y temperatura, te anima a vivir.
La "V" que forma la geografía física delante, es como una ventana a través de la que puedo ver más allá una cadena montañosa. Hasta allí llegaré?, tendré que cruzarla?. Pensamientos.
La etapa discurre por carretera, practicamente TODA, de anchura  media y sin arcenes, por ello a los automovilistas se les recuerda que circulen prestando ATENCIÓN. Nosotros también debemos tenerla, por la cuenta que nos tiene.
Aprovechas el encuentro con algún colega peregrino para que te grave un recuerdo de tu paso por este Camino.
Son las 10 h y 10'; 8 kmt, y llego por la CA-856, a Sobrelapeña.
A las 10,40 h. llego a La fuente. He andado 10,5 kmt. El sentido del Camino es ascendente, suave, no se nota caminando, en bici se notaría más, estoy a 340 m de altitud y vengo de 80 m. en Cades, así pues ya he superado 260 m de altura. Este pueblo u aldea nos tiene reservada una sorpresa.

 La iglesia románica de Santa Juliana, pequeña, de finales del siglo XII, una sola nave, rematada en un ábside semicircular. Es una obligada parada para todos, por conocimiento y descanso.
Este Camino, como ocurre en todos, tiene puntos de "reunión" de los peregrinos que estamos en el Camino, podría ser un Bar o Cafetería que hubiera en uno de los pueblos de la zona, en esta ocasión es la iglesia Románica. En ese punto nos encontramos varios, unos conocidos de momentos anteriores y otros a los que vemos por primera vez. Es momento para conocernos, para agrandar o afianzar acercamientos personales, para saludarnos con una sonrisa y para continuar expresando tu libertad individual. Y ocurre que después de ponerte en marcha no vuelves a ver a la mayoría, vamos todos en el mismo sentido pero "desaparecemos", a algunos les vemos en próximo albergue y a otros nunca más, bueno.. en alguna ocasión en la Plaza do Obradoiro aparecen caras conocidas que te hacen pensar ¿dónde le ví?.
Inmediatamente después de salir del pueblo de La Fuente, hallamos un desvío a Burio, la flecha del Camino me saca de la carretera y me lleva por otra más estrecha y local, después compruebo que finaliza en ese pueblo.

Son 800 metros solo los que hay que caminar para llegar aquí, empiezo a sentir la dureza de las ascensiones.
El pueblo es muy pequeño, no veo a ningún habitante, como en todos, los que quedan viven de la ganadería.
Pasado Burio continúa la ascensión, en este punto miro al valle, abajo veo el pueblo de La Fuente, el valle de Lamasón, está a 1,5 kmt y 166 m. de altura respecto al pueblo.
140 m. más arriba y después de 1,6 kmt encuentro  este cerramiento de ganado que los ganaderos utilizan para ordenar, reunir, curar a los animales. Estaba el ganadero, junto dos hijos adolescentes que me manifestaron que les gustaba la ganadería. Mira qué bien, hay sucesión.
Llevo caminando 1 kmt  por la carretera que dejé en La Fuente, 500 metros más adelante del corral llego al Collado de Hoz, el punto más alto de esta etapa. Vengo de los 80 m de Cades, son las 12,20 horas, y 14,5 kmt caminados.
Hacía ya un tiempo que coincidí con Alvaro, poco después de pasar Burio, y caminamos juntos. Unos 500 m. después del Collado, tomo esta foto en la que está Alvaro, se ve a la izda el pueblo de Cicera, el destino y final de etapa de hoy. Pocos metros más adelante sale una senda a la izda. que nos llevaría allí, pero  decidimos caminar por el asfalto para ir al mirador de Santa Catalina, fuera del Camino.
El mirador está en la cumbre del monte de la dcha. que se llama Hozarco. Se distingue una antena, pues allí está, desde él se ve el desfiladero de La Hermida y desde donde casi se toca el macizo oriental de los Picos de Europa. La carretera continúa por la izda. a Cicera, a la dcha. nos desviamos al mirador. Cuando bajemos hemos de volver a ese punto para ir a nuestro destino.
El monte está cubierto por un bosque de robles, entre los que han creado una Senda Mitológica (Pulsa para ver) a lo largo de la cual hay muchas figuras de madera, tamaño humano, que representan los seres mitológicos que pueblan los montes cántabros. La senda termina en el mirador.
Hay que recorrer 1,5 kmt y subir 200 m de desnivel, con dura pendiente. Las piernas llevan ya 17 kmt caminados, y 4 horas y media, así que este duro extra no se no se lo toma nada bien, pero.... hay que subir.
Un ejemplo de las muchas figuras mitológicas que hay en la senda. Cada una de ellas tiene una buena información descripción del personaje. Este "invento" lo ha creado la Comunidad Cántabra con el fin de llevar gente, y como complemento al atractivo mirador. Abajo y arriba hay aparcamientos, ello facilita la llegada de mucha gente.

Y.. desde el mirador de Santa Catalina, (758 m) esto es lo que se ve, el desfiladero de la Hermida, abajo la carretera que va de Potes a Unquera, y ya a la dcha. el macizo oriental de los Picos de Europa. En ese mirador metálico, de suelo enrejado, te sientes flotando, con mucho vacío bajo tus pies.
Desde allí, una mirada atrás para ver la carretera por la que vine desde Cades y la carretera por la que he de desplazarme para llegar a Cicera,  a 3  kmt de distancia. El pueblo está a 550m. de altura.
Muy cansado, son las 14 h 44 m., atraído por el descanso y la recuperación, desciendo con rapidez, recuerdo igual sensación en el año 2013, final de la primera etapa del Francés y primer etapa mía de todos los Caminos. No había habitación en Roncesvalles, no estaba mentalizado a dormir en albergue, me buscaron una habitación en una casa en Burguete, y... a pesar de estar "muerto" anduve los casi 3 kmt en 25'.

Tuve la suerte de que todavía daba comidas la dueña de El Molino, y me comí un cocido del que aún conserva mi cuerpo la satisfacción. 
"Recordar el pasado, para entender el presente", este es el significado del mural en la fachada del albergue. Esta foto estará en la cámara de fotos o de móvil de todos quienes pasaron por este pequeño pueblo cántabro. Allí dormí con Alvaro, y madre e hijo, de Santander, con ellos ya dormí en Cades. Los otros peregrinos o senderistas de Cades no los volví a ver más, solo podían estar en Cabañes, la población siguiente con albergue. Había muchos kmts hasta allí, y el terreno más duro de todo el Camino. Lo conocería mañana.

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